lunes, 17 de junio de 2013

Las chicas de Cañuelas (La información II)


¡Ay, qué retrato más amargo me hago!
Con tu jogging roído, pan de ratas,
y un niñito llorón entre tus patas.
Tu belleza humilde me hunde en el lago

de tus cabellos de lluvia, me embriago,
viuda Andrómaca de Troya, tú me atas
con tu sonrisa de pies, y me matas
de rubor sofocante, muero aciago.

(“Ruin doncella al pasar por la estación de tren”, de Ramiro De Mendonça)

Soltando culpas
Por Nicolás Cornador
“Mujer, si puedes tú con Dios hablar, pregúntale si yo alguna vez te he dejado de adorar”. Este último fragmento es parte de la letra de “Perfidia”, un bolero que compuso el mexicano Alberto Domínguez, en el cual se vislumbra que el hombre, el narrador de esta historia, busca un pedestal invalorable, indiscutible, como lo es Dios, para que la amada verifique si el amor del pretendiente tuvo, a lo largo de todo el tiempo, constancia, intransigencia. Si el hombre deja todo por la mujer está dejando todo por el amor y su realización, está inclinándose para el lado de las rosas, de un “te amo” y de un desayuno en la cama. Está siendo totalmente sentimental, y aquí hay una prueba de cariño a la mujer, imponderable… ¿será realmente así? ¿Imponderable? Me temo que no, no y afirmadísimo NO.
El hombre en su afán de encontrar a la mujer perfecta, o indicada, idealiza. Puede ver lo que no hay, puede vivir de quimeras, como Don Quijote de la Mancha alzando a Dulcinea del Toboso a un plano incentivador: “Yo imagino que todo lo que digo es así, sin que sobre ni falte nada, y píntola en mi imaginación como la deseo, así en la belleza como en la principalidad”. Para Don Quijote estaba aceptado, tener una visión ficticia de la amada, de la mujer por la que se lucha, enraizada totalmente al espíritu. Se puede ver que el personaje crea completamente ese amor, es un amor inventado. Luego Don Quijote busca que su versión mental de la amada se dé en la realidad, de una manera tristemente porfiada.
El hombre inmaduro busca siempre afuera, más allá de la alienación del Quijote, también podemos vislumbrar en algunos hombres una porfía aferrada a lo que según él es superior, por eso ante una bella dama, le tiemblan las manos, no es totalmente libre y sucumbe ante las pruebas de la mujer porque todo lo que le pasa es un sollozo en un sentido radical y extenso, le sale por los poros, su aire es cargado. Parafraseando a Schopenhauer, su centro de gravedad está fuera de él. Su centro de gravedad está en la desesperación que es un material totalmente imantable, un pulpo voraz, una inocente envidia intentando robar, siendo como la serpiente de la fábula, que persigue a la luciérnaga olvidándose de sí misma. Este hombre es como una abeja que insiste con una flor ausente, porque sólo existe dentro suyo, como Dulcinea del Toboso para el Quijote.
El adolescente se queda en un rincón, el rincón alejado de la verdad, mira a la chica, con los ojos vidriosos, de los cuales salen unas cadenas que cuelgan del escote o del entendimiento de su Dulcinea (según el caso). Él siempre está parado en una pata, y pone su equilibrio fuera de sí, fuera de su eje, y cuando termina cayendo, porque lo probatorio de la mujer lo dejará expuesto y en vergüenza de sí mismo, temblando, sale corriendo y rompe en llanto en el baño del bar. ¡Tan sólo seamos fuertes! Tengamos el pecho a la altura de las circunstancias, de la vida, sentiremos angustia, pero ésta oficia de puente entre las lágrimas y lo que contienen, y de aquí surge la madurez, y madurar es hermoso, y el momento en el cual todo parece cambiarte la vida de forma notoria, es inigualable. 
Las mujeres no varían en mucho, de la Quiaca hasta Ushuaia muchas están buscando al indicado, lo que sí cambia es la forma en la que el hombre ve a la mujer de acuerdo al lugar, condicionado por la imagen que tiene del lugar y por él mismo. Quijote consigue cordura antes de morir, el hombre actual llegando al pie del precipicio, a la situación límite, madurará. “Crecemos/ cuando en/ el acantilado/ damos un paso/ en falso/ y el/ no todavía/ del destino/ sopla fuerte/ y nos lleva/ a puerto seguro” (me permito copiar un poema propio). Puerto seguro en el que nos encontraremos con un cielo escampado y con el sol que será los ojos de una mujer, los ojos, que son espejos de su alma.

El Sueño y la Vigilia. Diálogo con Pablo Neruda
Por Germán Cappio / Ramiro De Mendonça
Entré en la cuenta de estar sumido en un sueño. Me reconocía, no como en cualquiera de los momentos de la vigilia. Sentado en una poltrona desvencijada, en donde telas de lo que antes eran ropas hacían las de almohadones; esperaba –dentro de lo que estimaba un pensamiento- por la presencia de mi interlocutor. Faltaban exactamente cinco minutos para la nona.
Se abrió la puerta, y ante mis ojos apareció una frente redonda, dividida por una nariz que ya perfilaba la apariencia general de una marsopa. Era y no era, la mismísima persona del poeta Pablo Neruda. El joven, el que escribió los 20 poemas de amor, a punto empezar La Canción Desesperada. Saludó en un correcto francés –lo que no me sorprendió-, y se sentó:
“No sé si no me corresponden debido a mi estupidez, o a mi fealdad”, me dijo. “O las dos cosas juntas”. Ese fue el comienzo del diálogo que, a continuación, transcribiré con detenimiento:
“Alguna que otra me concede, en ocasiones, un favor, pero luego no se hace cargo”, dijo. Pedí que me narrara los pasos de la supuesta seducción.
“Emborracharse, hay que estar borracho”, dijo. “Luego, se debe ir en busca de lo más preciado que uno puede tener; declarar, cantar, recitar el anhelo sexual en su cara. El amor vendrá después. La imposibilidad está en todos”.
Indagué sobre lo último: “La imposibilidad de penetración –aclaró-. La calle es sólo una pasarela”. Propuse, ante tanto misterio en sus palabras, reconstruir el relato de manera conjunta.
“Supongamos que lo habitual es que te rechacen”, le dije, y agregué: “En ese caso, el rechazo es lo que debería impulsarnos a realizar un esfuerzo más grande”.  En ese momento, mi interlocutor abrió los párpados y juntó los labios como para sorber todo el mar de Chile. La expresión era de sorpresa.
“Uno siempre vuelve a la calle”, me dijo. “Vuelve a mirar, desesperadamente, DESAMPARADAMENTE: A eso lo llamo el vicio de mirar. Pasar el tiempo, fluir, mujeres que fluyen: la mujer es como el río, y uno es el cauce, siempre está en el mismo lugar. La mujer al final es como el mar”.
“Ahora que viene al caso” -agregó- “Uno debería ir muriéndose, pero no lo hace. Quiero decir el rechazo de una mujer, digamos, procedente de un pueblo tan pequeño como el que nací, es, a estas alturas, nimio. Uno se acostumbra a cierta amargura.”
Le pregunté por el lado positivo del asunto: “La Esperanza no está en el lugar donde se fue rechazado. La Renovación viene aparejada con el abandono del lugar. Quizá no se vuelva a tratar una mujer por el resto de la vida. La clave de la Esperanza y la Renovación es como la muerte. Te marchas, luego viene la vida. Yo, en cambio, decidí amarla, por eso estoy aquí”.
Estas fueron sus últimas y crípticas palabras. Sonó el despertador, y ya no tuve más conciencia de mí.
Durante la vigilia, por alguna razón que desconozco, olvidé el sueño. En fugaces momentos de conciencia, logré hilvanar unos pensamientos que se detallan a continuación:
Mientras más grande la ciudad, menos interesada está la gente en las relaciones personales de los vecinos –de manera inversamente proporcional-. Así es que Ovidio, el autor romano de El arte de amar, alaba la paz y la tranquilidad de la ciudad cosmopolita en la que se había convertido Roma, allá por el siglo I, gracias a la influencia del emperador Augusto. El coqueto Ovidio dice: “Que otros se complazcan con lo antiguo; yo por lo menos me alegro de haber nacido en este tiempo: esta época es la que conviene a mi forma de ser”. Yo me pregunto: ¿Cómo se sentiría un citadino como Ovidio, en un pueblo como Cañuelas? ¿Alabaría las grandezas edilicias de nuestra localidad, o se remitiría a lamentarse sobre esa gran extensión de campo, a la que llamamos Pampa, y a la que, con sólo alejarnos unas pocas cuadras del casco urbano podemos apreciar con nuestros ojos desnudos? ¿Qué pensaría de nuestros jóvenes, los alabaría por su amplitud de pensamiento, o los aborrecería por ese estar-todo-el-tiempo-pendientes del-qué-dirán tan temido?
Siempre está a posibilidad de rebelarse, de jugárnosla en aras del amor o el atrevimiento. Y ahora que lo escribo: ¿Por qué no por amor y atrevimiento, al unísono?

Revista La información de Cañuelas junio 2013 

¿Por qué no te puedo besar? (La información I)

Hicimos tapa, en la presentación gráfica del grupo. Primera publicación de una serie.


 ¿Besos prohibidos en la Plaza San Martín? ¿Por qué nos impiden acercarnos al otro apasionadamente? ¿Cuál es el orden que se trasgrede? Los jóvenes del grupo literario Vecindad prueban respuestas psicológicas y sociales al problema, en dos ensayos poéticos.

Vivamos, Lesbia mía y amémosnos, hagamos caso omiso a todas las habladurías de los ancianos en exceso escrupulosos. Dame mil besos y después cien, otros mil luego, luego otros cien. Empieza de nuevo hasta llegar a otros mil y a otros cien. Después, cuando hayamos acumulado muchos miles, los revolveremos todos para perder la cuenta y que ningún malvado envidioso sea capaz de embrujarnos al saber que nos hemos dado tantos besos.

(Catulo, poeta latino; murió en Roma en 54 a. C.)

Dos jóvenes del nuevo grupo literario “Vecindad” salen a defender a un amigo afectado por el besus-interruptus en la plaza principal. Ramiro De Mendonça (19 años) y Nicolás Cornador (23), el primero recordando a la precursora entre las poetisas, Safo, y “madre de los latinos y griegos deleites” según escribió Baudelaire.

Coordinación y edición: Juan Manuel Rizzi.

“Besucones”, por Nicolás Cornador

Un “¿Te puedo besar?” inoportuno, desubicado, fuera de tono, un “¿Te puedo besar?” con una decisión insoslayable, un “¿Te puedo besar?” como premio a la moderación o respeto sin transigencias, como premio al tiempo en el que no pensamos en un beso, como el actor que no piensa en el aplauso y así hace mil veces más plausible su obra. La muletilla es indiscutible, y puede causar, en algunos casos, la optación con apremio, o la respuesta de uno de los dos individuos basada en un amor propio y conexión con uno mismo, que nace de una fructuosa espontaneidad.

El beso en la boca, el más fructífero de los besos en la boca, entró a desvalorizarse, y esto es porque el juego de seducción demanda más de lo que las personas, cada vez menos dedicadas, son capaces de dar.

Hay besos que se dan en un boliche de un barrio discriminado y que verdecen el alma, hay besos que se dan en un parque ostentoso y que sazonan una conspiración contra el mundo. El contexto demarca posibilidades; hay posibilidades de alcance, de llegada o espectáculo, y sujeción al contexto, dentro de un espectáculo las restricciones, que pueden ser las de una mirada pudorosa o las de quienes son depositarios de la moral enfrascada, frasco que en su rótulo tiene dos ojos vigilantes.

Los besucones, a veces, piden a gritos un llamado de atención, quizá porque no se completan y esperan que lo haga un tercero en su búsqueda de frondosidad, de rebeldía, como cuando una persona cualquiera choca siempre con la misma piedra, y lejos de cuestionarse, glorifica su status viéndose al espejo los moretones.

El hombre sin amor no es nada, el hombre solo muy pocas veces llega a mucho, y menos si está solo entre la multitud y siente esa soledad que es peor que la otra, la genuina soledad. Soy de los partidarios de un pensamiento nerudesco. El gran poeta dice en una de sus poesías: “Tal vez no ser es ser sin que tú seas”. Se puede interpretar que en la mujer se funda el amor pero el amor también se hace de a dos, como la flor con la primavera. La realización de uno depende del otro, siempre.

Hace poco tiempo se montó un “besódromo” en el Parque Centenario, que impugnó a los guardianes quienes tenían muy presente en sus cuidados la “cercanía de los cuerpos”. Quizá haya una reciprocidad muy grande entre los “frascos de moral” y los besucones y en esa relación esté en juego la rebeldía, el crecimiento de las personas y de la sociedad.

Los antropólogos se refieren a un “residuo de individualidad” y a ciertas acciones de los individuos que terminan cambiando una sociedad; este residuo hace que no se petrifique el sistema. Quizá se pueda ver presente en la actitud de los besucones, que buscan llenar las calles de amor o la osadía de justificarse en nombre del amor y llegar a más gente para generar motivos diversos, como la envidia. Quizá el mundo busque chocar como cuando chocan dos personas al besarse. Quizá el pequeño microclima del beso responda a un clima general, a la teoría del Big Bang, o a las estaciones y sus repercusiones. Todo lo que sé es que un beso, cuanto más grande es el alma de las personas, más repercute, y que el juego de seducción, presentísimo en las relaciones, es un juego en el que las mujeres dan un gran premio, en reconocimiento de los cambios y esfuerzos.


“Antiguos placeres”, por Ramiro De Mendonça
Amor, el que hace aflojar las piernas, de nuevo me asalta, agridulce, invencible, reptil.
Safo de Mitilene (siglo VII a. C.)

La mujer siempre está al lado del amor, pero a veces envejece. Se vuelve oscura y austera, enemiga de la vida. Pueden pasar milenios, generaciones tras generaciones, sin que nos abra las puertas. Conocer su lógica es un misterio y, lamentablemente, más afirmaciones que éstas no se puede dar. Pero cuenta la historia de la antigüedad, enredada entre mitos y acontecimientos reales, de una isla llamada Lesbos “donde los besos son como cascadas que a los negros abismos se arrojan impacientes”, escribe Baudelaire.

Allí las mujeres aprendían a cantar y a escribir versos de alegría y de angustia, a desearse las unas a las otras, a sufrir por las noches la espera de la virginidad y a soportar la falta de razón de los hombres. Recorrían sus cuerpos pasiones inimaginables, festejaban y lloraban los casamientos, escalaban los pechos del amor y admiraban su inmensidad.

No sé bien cuándo desaparecieron las costumbres de la isla de Lesbos en la humanidad. Ahora parece ser un recuerdo que provoca escándalo, porque las cosas no están ordenadas según el amor, el deseo y la búsqueda eterna de éstos.

Quizás se deba al desenfreno que provocan, o a la espera que requieren y la angustia que conllevan. Tal vez este mundo no sepa ser paciente y sencillo como la desnudez con la que hablaba la poetisa Safo de Lesbos, que lloraba al estar sola en su lecho y siempre estaba preparada para dejar que en su boca los besos brotaran.

“¿Qué nos quieren las leyes de lo justo y lo injusto?” dice Baudelaire, harto de la modernidad severa, en un poema llevado a juicio y después prohibido como los besos. Y queriendo recuperar aquel gigante paisaje de “tiernos desvaríos”, se pregunta por quién se atrevió a destruirlos a pesar de “las lágrimas que al mar arrojaron sus ríos”, y nos dice a todos nosotros que “el amor se reirá del infierno y el cielo”.

Revista La información de Cañuelas, Mayo 2013.

viernes, 10 de mayo de 2013

Vecindad

Porque el poeta no es solemne, es cualquiera vestido por adentro de poeta.
Porque “Poesía, eres tú” sin Becquer, sin vos, pero no sin nosotros.
Porque la Gramática y la Lengua no existen solas, son habladas por vecinos.
Porque los vecinos escriben la poesía, detrás de las paredes, la escuchamos, en la calle, la recogemos.
Porque vecindad es el sustantivo singular de vecinos, diferente al de “ciudad” que no expresa las partes del conjunto, mera unidad racional
(lo terminado en dad suele ser platónico, pero la vecindad nos involucra como todo en cercanía).
Por eso, de una vez y para siempre definimos que el ser metafísico de Cañuelas es: cercanía, vecindad.
La piel que nos separa, el próximo (prójimo).
Literatura de vecinos no es élite ni popular, sino colectiva (la mayoría escribe escondido).
Borges: “los dos temas de la poesía argentina son la pampa y el arrabal”.
Nosotros: la poesía es su vecindad con todos los temas.
Vecindad, caminando al azar:
Por las vecinas.
Por las vecinas que también nombramos cuando decimos “vecinos”.
Por la vecindad del Chavo.
Porque Don Ramón no paga la renta y el Señor Barriga es en realidad Ñoño.
Porque en la vecindad el Profesor vive enamorado.
Porque el ignorante del barril es el dueño de la vecindad.
No se puede escribir desde ninguna ideología, la ideología es un pegamento raro, como los otros; la poesía son los fragmentos estallados antes de unirse, o unidos en extrañeza (vecindad).
La poesía es ser (sed) antes de ser (sed), las posibilidades de la imposibilidad.
Una biblioteca meada desde arriba,
los libros una construcción, una pared, pueblos sobre pueblos (conurbanización).
Sin más: Poesía, Literatura, Arte, Pueblo, Biblioteca, todos sinónimos.
Literatura de vecinos:
Doña Rosa: ¿alguna novedad?
Carlos Vega: “aunque paso altivo, soberbio y poeta, la gente del barrio me mira con lástima”.
Etchebehere: “nadie me dijo que yo era en ti la continuidad de un bosque”.
De Mendonça: “una vecindad entera cierra sus ventanas, la tormenta quiere tocarles el corazón, piensan que es un amargo bicho”.

Germán Cappio
Nicolás Cornador
Ramiro De Mendonça
Juan Manuel Rizzi


jueves, 8 de diciembre de 2011

Taller literario cambia día y busca nombre

El taller literario de la biblioteca, cambia de día y horario. Desde hoy nos juntamos los jueves en la biblio a las 20 horas, modalidad que seguirá durante diciembre, enero, mientras esté abierta la sede, y febrero. Invitamos a ajenos e integrados. Entrada gratis. Difundan el secreto.

jueves, 6 de octubre de 2011

Crónica grupal

El sábado 17 de septiembre, coincidió con el horario del taller, el evento de cierre del Festival Internacional de Teatro organizado por El Cultivo. Apresuramos una introducción a lo que es escribir una crónica, y salimos a la cancha. El resultado: cuatro visiones particularísimas del mismo hecho.

Ideas a tener en cuenta sobre la elaboración de una crónica: Relato cronológico de los hechos/ Descripción del ambiente, espacio/ Protagonistas/ Otras fuentes -personas, información, libros- que nos puedan ampliar lo que estamos viendo.

La crónica, como mucho del periodismo honesto, también es un género literario.

Hicimos una edición de cuatro crónicas individuales, de manera que parezca una crónica grupal y escalonar las visiones. La misma se publicó en la Revista La información de octubre.





Un espectáculo y cuatro crónicas

En septiembre se realizó el Primer Festival Internacional de Teatro en Cañuelas, organizado por la gente de El Cultivo. El cierre: un impactante circo de altura en la plaza céntrica. Cuatro crónicas y no una, nos cuentan el evento. Cuatro visiones que interpelan desde su subjetivad, la nuestra. Original trabajo del taller literario de la Biblioteca Sarmiento.


Pitábamos en la plaza, cuando de repente nos percatamos que un chamán nos inducía con sus gritos incontestables a que nos arrimáramos al fogón y compartiéramos su fuego.
El sábado 17 de septiembre a partir de las 20 horas en la plaza céntrica, tomó lugar el espectáculo de artes circenses Orkus, a manos del grupo Astrolabio de la ciudad de Saladillo. El escenario, montado ante la atenta mirada del Gral. San Martín, estaba compuesto por un juego de trapecios, sogas y un caño de acrobacias.
Nos percatamos de que no éramos los únicos que sentían curiosidad por ver tal escena, una muchedumbre se había entregado a la tentación del calor de las antorchas. (G.P.)

Un par de trapecios y telas acrobáticas rojas colgando de un arco a cinco metros de altura, una cucaña del mismo largo, y un par de tachos negros a la izquierda con cinco pequeños rodeándolos y exhalando fuego.
La obra se tomó su tiempo antes de comenzar. La atrasaron hasta que se formó una medialuna de gente alrededor del escenario. No era una medialuna tan bien formada, algunos integrantes del público no lograron ver los conos que marcaban el área donde se ejecutarían los actos y se les adelantaron, fue el caso de “El tajo”, utilero del básquet de Cañuelas, que se paró con su bicicleta a metro y medio de ellos.
Comenzó el espectáculo cuando salió por la derecha un hombre del paleolítico con dos antorchas en las manos. A pesar de que acababa de descubrir el fuego, lo maniobraba bastante bien. Estaba con el torso desnudo y un taparrabos; caminó bordeando el público, gritándonos salvajemente con una furia un tanto ridícula y luciendo sus antorchas, hasta que llegó adonde estaban los tachos. Se paró entre medio de los dos grandes y empezó a tocarlos con las antorchas como si fueran timbales. No logró golpearlos al ritmo de la música de fondo, tal vez los neardentales no eran tan buenos para la música. (R. M.)

A los ocho de la noche un chamán empezó a salir de las tinieblas de la plaza dando alaridos incomprensibles y, detrás de él, empezaron a aparecer figuras humanas de ultratumba, una de las cuales era un esqueleto cuyo cráneo se encontraba vistosamente adornado con un sombrero charleston. El chamán los guió al frente de la estructura y luego de esto empezó con su ritual de fuego. Así, los seres más mórbidos, dos mujeres y un hombre, se dirigieron a los trapecios y comenzaron con sus acrobacias de amor, primero ellas, luego él. Cuando terminaron se recostaron debajo de los trapecios, y otras dos mujeres empezaron a volar un vuelo de muerte enredadas en las telas. La rebelión del esqueleto hizo las delicias del público. (M.A.)

Los ojos abiertos, literalmente y en sentido figurado. A lo lejos, del sector de la plaza que enfrenta al cine teatro, se ve venir algo que parece ser un hombre de las cavernas con un antorcha, algo relevantemente significativo, nos querría asustar con lo arcaico, lo desconocido, o más bien recordarnos nuestro pasado para vanagloriarnos del hecho que acaece, que nos vemos avanzados, no sólo en el tiempo. Hay mucha gente, muchas visiones, y quizás pegue con una, pero también muestro la mía.
El director de la obra Marcelo Curotti luego nos explicaría que la gente se tiene que ir a su casa y pensar, pensamiento solidario para cada subjetividad. Así, es razonable y permitido que digamos lo que nos pareció, si el propio encargado tuvo esa intención. El que luego supimos que era un chamán (no un cavernícola), resucitaba muertos, los invitaba al mundo de los vivos, así podemos ver en este milagro intrigante, que se trae del más allá a un esqueleto que baila charleston y que pone los pelos de punta al individuo que traspasa su propio razonamiento cerrado. Luego se revive a tres personas que forman un trío amoroso y también a dos mujeres que parecen hermanas gemelas, porque hacen siempre lo mismo, aunque puede que sean la misma persona y nosotros la vemos doble por alguna razón. (N.C.)

Géminis, separadas al nacer. No saben que así, como los astros influyen en todos los fenómenos del universo, cada acción de ellas influye en su hermana. Actúan en sincronía, quieren de la misma manera, tienen los mismos ademanes, les gustan las mismas canciones en la radio. Por las noches hablan dormidas. La persona que duerme con ellas sólo oye una parte del diálogo.
-Te dije que ese chico no era para vos.
La gorra es una forma de remuneración hacia los artistas por eso que lo espectadores nos llevamos de su trabajo. Es el principal método usado por los artistas callejeros y refleja fielmente lo que es la idea del teatro independiente. Al terminar la función, los chicos de El Cultivo pasaron la gorra para que la gente colaborara.
Venía la muerte. Algunos de nosotros la habíamos visto en la cara de seres queridos. Sigilosa, como tramando algo. Pero esta muerte era una muerte alegre, que contaba chistes y se mostraba tal cual es. Bailaba un charleston risueño, y prefería el ocio a tener que trabajar para el chamán. Nos pidió una pitada, y cuando fumó dijo que teníamos la boca amarga.
-Ya lo sabés para la próxima. (G.P.)

Germán Plá (G.P.)
Ramiro De Mendonça (R.M.)
Mariano Arrieta (M.A.)
Nicolás Cornador (N.C.)
Edición: J. M. R.

Revista La información octubre 2011

lunes, 25 de julio de 2011

Editamos a Gelman y a Fogwill

Así como Stéphane Mallarmé (París, 1842-1898), el más poderoso e incomprensible de los simbolistas, pudo escribir: “El verso se halla en cualquier parte en que la lengua tenga ritmo, salvo en los carteles y en los anuncios publicitarios. En el género denominado prosa, también existen los versos (…) en verdad, es la prosa la que no existe. Cada vez que se produce un esfuerzo de estilo, existe versificación”, podemos decir que en el género poesía también existe un argumento como en la prosa, un relato o historia de la que el autor nos quiere convencer o a descubrir ( o una especie de chamuyo, según dicen algunos lectores críticos de la poesía de Gelman.)

En una clase del taller nos abocamos a la tarea de transformar prosas en poesía y poesías en prosa. Fue divertida, y además aprendimos que cualquier texto puede editarse. El escritor que no esté familiarizado con el arte crítico de la edición –es decir, con la autocorrección-, puede quedar demasiado expuesto al juicio de los profesionales de las letras y los diccionarios, o, en el mejor de los casos, correr el peligro de repetirse, y cual Narciso reahogarse en la propia imagen de la sopa diaria.

Repartimos novelas, cuentos y poesías en español (Esteban Echeverría, Andrés Rivera, García Lorca, Onetti, Gelman, Fogwill) a todos, y editamos a los grandes. Desde luego, en la prosa había que quitar, y en la poesía, agregar.

Nico trabajó con Lorca, Rodrigo –estudiante de Historia- con El matadero de Echeverría, Germán con Gelman, etc. Mientras que un coordinador, trajo de ejemplo los primeros párrafos del cuento Muchacha punk de Fogwill vueltos poesía –fácil, dijo, es cuento con un inicio bien poético:


Edición 1

En diciembre de 1978 hice el amor.
Decir “hice el amor” es un decir;
aquello que ella y yo hicimos,
lo que hicimos ella y yo,
no era el amor, ni un amor,
era y sólo era.
Primera decepción: soy varón.

Edición 2

Diciembre de 1978.
Una muchacha punk.
Hábitat de los sueños,
la horizontal,
la oscuridad del cuarto.
Eso.

Muchacha punk, completo:

Y el trabajo de Germán sobre el poema Madres, de Juan Gelman:


Joaquín el arlequín

A Joaquín se le cayeron los ojos al suelo cuando vio a la reputa muerte pasando su navaja por el afilador. Cautivo en el golfo de Samborombón como una hostia ahogada en el cáliz del vino dominical.
Vio mujeres calentadas, o brujas, mujeres de nalgas que hervían y encendían fuegos en la siesta, para quemar a sus verdugos, los vírgenes como Joaquín. Oh, grandes brujas al revés.
Las vio agarrar a la desolación y darle forma de navaja o vio a su madre su primer amor. Ella nunca querría lo que las brujas.
Vio que lloraban mucho por los desvirgados antes de tiempo, los chicos de 14 años que entraban en la pubertad y los vírgenes de la tercera edad.
Pensó en Santa Fé, en rezarle a Dios, oh ángeles como empleados aquellos querubes envenenadores bastante mente envenenados.
Eso veía Joaquín, los ojos en la tierra como huevos entonces. Pensó en escurrirse como la vida que le dio su madre, hacia la muerte antes que al pecado. Esa reputa de la muerte, adelantando como siempre en la tarea de apagar, aceptó el trato.

Germán Plá


MADRES (fragmentos utilizados)

cuando a joaquín se le cayeron
los ojos al suelo vio:
a la reputa de la muerte
pasando suave sus navajas
adelantando como siempre
en la tarea de apagar
vio el golfo de Samborombón como un copón lleno de
vino y vio mujeres calentadas por la muerte a modo de
sol mujeres de nalgas que hervían y encendían fuegos
en la siesta para quemar a sus verdugos oh grandes
brujas al revés

vio más situaciones extrañas:
querubes envenenadores
bastantemente envenenados
o chicos que se ahorcan en los
garajes de fin de semana
mientras temblaban de placer
los juntadores de estadísticas
para demostrar la maldad
de la sociedad de consumo

eso veía joaquín cuando
los ojos se le fueron a
tierra como huevos entonces
los empolló por otra vez
y de uno le salió una madre
revoloteando de testigo
mientras del otro se asomaba
con suaves navajas la muerte

Juan Gelman, Anunciaciones y otras fábulas

viernes, 15 de abril de 2011

Semana de la Poesía 2011

Fuerte acompañamiento del taller a la Semana de la Poesía 2011 organizada por la biblioteca. Nico y Germán con poemas escritos o inspirados en clases del taller, Mariano, Susana, Haydée, Horacio y Juan Manuel con otros.
http://bibliotecapopulardfsarmiento.blogspot.com/2011/04/semana-de-la-poesia-2011-todos-los.html

jueves, 14 de abril de 2011

Génesis

Ante la falta de tiempo y relojes debemos para siempre el desglose de cada clase. Esto es: hacemos lo que podemos. Llevado a la actualidad: la selección será temática. Hoy: el Génesis. Día del encuentro: 07/02/2011.

Un fugaz parpadeo. Y aquí estoy, lejos muy lejos de mi origen.
Estrella tras estrella, nebulosas. La eternidad. Un pequeño punto en el universo, un planeta naciente; mucho por hacer.
Debo confesar que el lugar no es muy agradable, la atmósfera está saturada de sulfatos, dioxido de carbono, amoníaco. El suelo es lava ardiente. Aún no hay vida, porque la noche es eterna. Fuertes vientos pesados empeoran el ya empobrecido y tétrico paisaje.
Y aquí estoy yo. Una forma de energía extraña y fuera del contexto ya descripto. Pero hay una razón para mi presencia aquí. Se me ha solicitado, en carácter prioritario, ser el fundador de una nueva historia.


Horacio Ponce, Breve introducción a una historia desconocida, año 2000


Lecturas presentadas en la clase: el Génesis bíblico (edición Biblia actual), el Libro XI, Cap. 4 de las Confesiones de San Agustín, poema Génesis de Guillermo Etchebehere, poema  La Creación (Sermón negro) del estadounidense James Weldon Jonson, y una alusión a la estructura del libro Adán (1916) de Vicente Huibobro. Sobre el génesis bíblico, todo y nada para decir, es el canon; San Agustín trae la idea de la creación desde la nada (creatio ex nihilo), que no es bíblica, ni siquiera griega, una genialidad agustiniana apoyada sí en lecturas anteriores; el poema de Etchebehere es claramente la traslación del génesis bíblico al paisaje de la pampa, pero al principio, vimos cómo se nutre también de elementos primitivos precolombinos (ej: "los ciclos vegetales") y locales, avatares históricos (ej: los gauchos, "las montoneras"); del poema La Creación, sacado de una antología de poesía negra, mostramos el antropomorfismo de Dios, un Dios que siente como hombre (siente soledad, sonríe, crea con sus manos); finalmente, del libro Adán de Huibobro, quisimos rescatar que el autor desagrega los elementos para tratarlos en poemas aparte: El Caos, La Noche, La Tierra, Mar, Agua, etc., todo un síntoma de la literatura moderna.

Contábamos ya con suficiente material como para imaginar algo nosotros. Horacio pidió una Biblia, y recordó el prólogo del Evangelio de Juan: "Al principio (la Palabra) estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe". Sentíamos el llamado del logos (palabra), ningún dios ya hablaría por nosotros, esto es así desde los grandes filósofos griegos y San Agustín, había que escribir.

Dos de los trabajos, y el poema citado de James Weldon Jonson:

.
Qué bella es la profundidad
y la eternidad de la NADA,
sólo yo puedo sentirla.
Pero qué está pasando?
De pronto se produce un movimiento,
millones de microorganismos
comienzan a danzar caóticamente
en busca del milagro de la VIDA.

Qué bello, sólo yo puedo comprender
la profundidad de la eternidad del universo...
Sólo yo, por ahora.


Martha Mellado



Todo pasa por el mate

El mate y su ronda representan al planeta
Un ser superior lo prepara y ceba

Y se desconoce de dónde provenga la yerba

Ahí nomás todos se arriman a la terma
Y comparten galletitas que en vientre procrearán

Y no se van hasta que se ponen verdes

Después el mate se lava y se tira la yerba
La ronda se rompe y un Cristo invita a una última cena
El mate se guarda en busca de otra espera.


Germán Plá



La Creación (Sermón negro)
James Weldon Jonson (1871-1938), Florida, EE.UU.

Y Dios avanzó fuera del espacio
y miró alrededor y dijo:
“Estoy solo.
Tengo que hacer el mundo.”

Y a lo lejos, donde el ojo de Dios se extendió,
la oscuridad todo lo cubría,
más negra que cien medianoches
en un pantano de cipreses.

Entonces Dios sonrió,
y la luz se hizo
y la oscuridad rodó de un lado
y la luz brilló del otro
y dijo Dios: “Esto es bueno”.

Entonces Dios avanzó y tomó la luz dentro de sus manos,
e hizo girar la luz alrededor de sus manos;
y así formó el sol,
y fijó al sol como luminaria en el cielo
y de la luz sobrante después de hacer el sol,
Dios amontonó una brillante pelota
y la arrojó contra la oscuridad,
decorando la noche con la luna y las estrellas.
Entonces debajo entre
la oscuridad y la luz
él arrojó al mundo
y dijo Dios: “¡Esto es bueno!”

Entonces Dios caminó hacia abajo,
y el sol estaba a su mano derecha
y la luna quedaba a su izquierda;
y las estrellas se agruparon alrededor de su cabeza
y la tierra bajo sus pies.
Y Dios caminó, y donde él pisó
sus huellas cavaron los valles
y se combaron las montañas.

Entonces él se detuvo, miró y vio
que la tierra estaba caliente y estéril.
Entonces Dios se asomó sobre el borde del mundo
y escupió los siete mares.
Él abrió sus ojos y el relámpago brilló.
Golpeó sus manos y el trueno rodó
y las aguas alrededor de la tierra bajaron
y las refrescantes aguas corrieron hacia abajo.

Entonces el verde pasto brotó
y las pequeñas rojas flores florecieron
y el pino apuntó sus dedo al cielo
y el roble extendió sus brazos.

Los lagos se recogieron abajo en los huecos de la tierra
y los ríos corrieron rumbo al mar.
Y Dios sonrió de nuevo
y el arco iris apareció
y se enroscó alrededor de sus hombros.

Entonces Dios levantó sus brazos y balanceó su mano
sobre el mar y sobre la tierra
y dijo: “¡Dad a luz! ¡Dad a luz!”
Antes que pudiera bajar la mano,
los peces y las aves
y las bestias y los pájaros
nadaron por los ríos y los mares,
vagaron por los bosques y los montes
y abrieron el aire con un batir de alas.
Y dijo Dios: “Esto es bueno”.

Entonces Dios caminó alrededor
y miró alrededor
todo lo que había hecho.
Contempló su sol
y miró su luna
y miró sus estrellitas
y miró su mundo
con todos los seres que vivían
y dijo Dios: “Estoy solo todavía”.

Entonces Dios se sentó
en la falda de un monte donde podía meditar;
a orillas de un profundo y vasto río se sentó,
y sosteniendo su cabeza entre las manos
Dios pensó y pensó,
hasta que exclamó: “Haré un hombre”.

Sobre el lecho del río
Dios se levantó con sus manos de arcilla,
y sobre el banco del río se arrodilló,
se arrodilló.

Y entonces el Gran Padre Todopoderoso
que iluminó el sol y lo fijó en el cielo,
que lanzó las estrellas al más lejano rincón de la noche,
que hizo girar la tierra en las palmas de sus manos,
este gran Dios,
semejante a una madre encorvándose sobre su nene,
arrodillándose sobre el polvo,
trabajando sobre un montón de arcilla
la modeló a su propia imagen.
Entonces dentro de ella sopló el aliento de la vida
y el hombre se convirtió en un alma viviente.
Amén. Amén.

domingo, 10 de abril de 2011

Cambio de día y horario

El taller celebró su vigésimaypico edición el sabádo desde las 18 horas. Quienes deseen unirse a esta cruzada de la nada y la inesperada amistad en relación a: la producción y la crítica literaria, ahora se acercarán los días sábados pasaditas las 18, al siguiente domicilio:

biblioteca, frente la plaza.

La otra novedad, que aquí comunicamos juntamente, es que el taller será gratuito, es decir para los amigos.